Es importante ser rutinario en las horas y la forma de traer a los animales a la sala de ordeño. Las vacas asustadas o excitadas antes del ordeño pueden alterar la bajada de la leche a pesar de que la rutina sea adecuada. Las hormonas que se liberan al torrente circulatorio durante la reacción al estrés interfieren con la eyección de la leche. Si el ambiente en el que se ordeñan las vacas provoca estrés aumenta el riesgo de incidencia de mamitis. La eliminación de los pelos de la ubre reduce la cantidad de suciedad y heces adheridas, que pueden contaminar la leche. Las ubres con pelos largos son más difíciles de limpiar y secar, y el ordeño con pezones húmedo o sucios aumenta el riesgo de contaminación bacteriana en la leche y la probabilidad de infecciones intramamarias.

Antes de iniciar el ordeño, las manos deben limpiarse con jabón y agua, y secarse. Las manos deben limpiarse de ésta manera siempre que se ensucien durante el ordeño. Unas manos limpias, secas y sanas minimizan la transmisión de microorganismos causantes de mamitis entre animales.

La mamitis puede detectarse a través del examen físico de la ubre y la obtención de un poco de leche de cada uno de los pezones. Esta actividad debe realizarse en cada vaca y ordeño, y la leche extraída debe recogerse en un cazo y examinarse para detectar la presencia de coágulos de leche, leche cortada, o con mal olor y otras alteraciones. Los cazos de recolección de ésta leche deben limpiarse y desinfectarse entre cada ordeño para evitar la transmisión de mamitis entre animales. Es frecuente extraer los primeros chorros de leche directamente al suelo de la sala de ordeño para evitar la transmisión de mamitis entre animales. Es frecuente extraerlos primeros chorros de leche directamente al suelo de la sala de ordeño seguido del lavado con la manguera. Nunca debe examinarse la leche en la mano del ordeñador, ya que supone un elevado riesgo de transmisión de mamitis entre vacas.

Un método común para la preparación de la ubre para el ordeño es el uso de las mangueras y las manos para eliminar la suciedad. Pero se recomienda mojar únicamente los pezones, ya que mojar toda la ubre dificulta el secado adecuado previo a la colocación de la máquina de ordeño.

El ordeño con ubres o pezones mojados aumenta el riesgo de mamitis y el número de microorganismos en la leche. Si se utiliza una sala con pulverizadores hay que asegurarse que los pulverizadores funcionan correctamente y estén ajustados. El tiempo de funcionamiento de los pulverizadores debe ajustarse según el estado de limpieza de las ubres. El tiempo de secado previo a la entrada en la sala de ordeño es crítico. Una vez los animales ya han entrado en la sala de ordeño, deben utilizarse toallas de papel individuales para finalizar el secado de los pezones.

Estas normas ayudan a minimizar el riesgo de nuevas infecciones , ayudan al proceso de estimulación de la ubre y mejoran la calidad de la leche ordeñada. El uso de un cubo con una solución limpiadora y toallas individuales es necesario. Las toallas de papel individuales son preferibles a las esponjas o toallitas de tela, ya que éstas últimas aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades.

El uso de un baño de pezones previo al ordeño es una alternativa atractiva que sólo debe usarse en aquellas explotaciones en las que la ubre llega a la sala del ordeño relativamente limpia. La solución limpiadora debe cubrir toda la longitud del pezón y la solución debe estar en contacto con el pezón durante un mínimo de 30 segundos antes de secarse y colocar las pezoneras.

Independientemente del método utilizado para limpiar los pezones, es necesario secarlos individualmente. Es recomendable el uso de toallas de papel individuales. Alternativamente, pueden utilizarse toallas de tela individuales. En este caso debe utilizarse una toalla para cada animal, que deberán lavarse, desinfectarse y secarse entre cada ordeño. Lavar los pezones sin secarlos resulta en la acumulación de microorganismos en el extremo del pezón.

Durante el ordeño , el agua contaminada con microorganismos se infiltra por los laterales de las pezoneras y puede resultar en un aumento del riesgo de infecciones. El ordeño con ubres/pezones mojados aumenta el riesgo de mamitis y reduce la calidad higiénica de la leche ordeñada.

La unidad de ordeño debe colocarse en los pezones tan pronto como el estimulo de eyección de leche tiene efecto. La colocación debe hacerse con cuidado con el fin de reducir la cantidad de aire que entra dentro del sistema. El estímulo natural de eyección de leche causa la máxima presión intramamaria un minuto después del principio del a estimulación y dura aproximadamente 10 minutos. La mayor parte de las vacas se ordeñan entre 5 y 10 minutos. En consecuencia, conectar la unidad de ordeño entre 1 y 2 minutos después del inicio de la estimulación permite aprovechar al máximo el estímulo natural de la eyección de leche. Es importante que el protocolo de preparación de la ubre sea similar entre ordeños, y que se respeten los tiempos de preparación y espera para la colocación de la unidad de ordeño.

Es necesario controlar que las unidades de ordeño estén alineadas correctamente para prevenir las pérdidas de vacío. Si las pezoneras estén demasiado altas en los pezones, pueden causar irritación. Si las pezoneras están mal encajadas pueden bloquear la salida de la leche y aumentar la cantidad de ésta que permanece en el interior de a ubre después del ordeño. Uno de los aspectos más importantes son las pérdidas de vacío en las nuevas infecciones causadas por la entrada de aire durante el ordeño ocurren al final del ordeño.

La unidad de ordeño debe retirase tan pronto como ha finalizado el ordeño. En las salas de ordeño con retiradores automáticos es importante verificar que están correctamente ajustados. Si se produce un sobreordeño con máquina correctamente ajustada, la incidencia de mamitis n0 aumenta. Sin embargo, si los manguitos de las pezoneras no están en condiciones óptimas, o entra aire, las probabilidades de nuevas infecciones aumentan considerablemente durante el sobreordeño.

En general, es más importante la forma cómo se finaliza el ordeño que el momento en que se finaliza. El vacío siempre debe cortarse antes de retirar las pezoneras. La práctica de estirar de las pezoneras con el vacío funcionando debe evitarse porque resulta en entradas de aire que aumentan el riesgo de mamitis. Una de las preguntas frecuentes es como afrontar el problema de un cuarto que se ordeña a mayor velocidad que los otros. En general, si la pezonera está en buenas condiciones y no entra aire, la pezonera debe dejarse conectada, porque su retirada causará entradas de aire y aumentará la incidencia de nuevas infecciones. La retirada incorrecta de las pezoneras constituye una amenaza importante para la salud de la ubre.

El baño de pezones debe realizarse con un producto antiséptico después de cada y ordeño, y debe cubrir, como mínimo, el tercio inferior del pezón. Un buen producto destruye los microorganismos, previene la colonización del canal del pezón con microorganismos y elimina las posibles infecciones existentes en el canal del pezón. Existen numerosos productos en el mercado. Numerosos de ellos son capaces de reducir la incidencia de nuevas infecciones en más de un 50%. Es necesario exigir a las empresas que lo comercializan que muestren los resultados de investigación en relación a la efectividad de este producto. Los contenedores del baño de pezones deben mantenerse limpios y en buenas condiciones. Nunca debe devolverse el contenido de una botella de baño de pezones al depósito original. Si el desinfectante se llena de paja u otra suciedad contaminante, desechar su contenido, limpiar la botella y rellenarla con desinfectante nuevo.

El uso de sprays es una alternativa al baño de pezones. Los resultados son buenos si se utiliza correctamente y consigue la cobertura total del pezón. Un problema frecuente con los sprays es que es difícil cubrir completamente el pezón por todos los lados.

Existen otros factores que pueden ayudar a reducir la incidencia de mamitis. El orden en que las vacas se ordeñan puede ayudar a controlar el contagio de mamitis. Si se ordeñan primero las vacas de primer parto, luego las adultas con un recuento de células somáticas bajo, luego las vacas adultas con un recuento de células somáticas elevado, y finalmente las vacas con mamitis clínica, las probabilidades de contagio se reducen considerablemente.

Una buena rutina de ordeño requiere , además, un estado de atención y vigilancia constante por parte del que ordeña para controlar aquellos factores que contribuyen al contagio de mamitis entre vacas.

La corrección de las condiciones causantes de dicha contaminación contribuye a la producción de leche de calidad.